La banda colombiana interpretó más de 25 canciones en un concierto romántico cargado de efectos especiales.
SANTO DOMINGO: La banda colombiana Morat recreó un sueño que no se olvidará en la mente de los dominicanos en un espectáculo cargado de romanticismo y efectos especiales que llegó al Estadio Quisqueya bajo el título «Morat: Los estadios antes de que amanezca».
Invitando a los fanáticos a dejar sus preocupaciones fuera del recinto, cuando el reloj marcó las diez de la noche, el grupo inició con un show de luces, más de ocho pantallas gigantes en el escenario, fuegos artificiales y con el emblemático sonido de la batería mientras cantaban junto al público «Cómo te atreves».
La ilusión de los sueños
El cuarteto formado por Martín Vargas, Juan Pablo Isaza, Juan Pablo Villamil y Simón Vargas subió directamente al cuadrilátero central para luego interpretar los temas «506», «A dónde vamos», «Besos en guerra» y «Sobreviví» ofreciendo así una mezcla de sus últimos cuatro discos en lo que fue el primer cuarto de la noche.
Todos vestidos de negro y fieles a un concepto que simula la noche antes del amanecer, los colombianos hicieron hincapié en la ilusión de los sueños que tienen las personas y sobre todo en esos sueños que se cumplen.
«Dominicana, bienvenidos a nuestro sueño. Hacer una gira de estadios es algo que llevamos soñando hace muchísimo tiempo y no sabíamos cuándo podría llegar este día, pero sabíamos dos cosas: la primera, que lo queríamos más que nada en este mundo, y la segunda, que no íbamos a poder hacerlo solos, y ahí es donde entran ustedes. Nos gusta pensar que esta noche estamos soñando todos juntos», dijo el vocalista Juan Pablo Isaza.
Con esta gira la agrupación celebra su duodécimo aniversario y con ello cumplen el sueño común de «llenar estadios».
Una épica «pijamada»
El evento, que tenía como código de vestimenta el uso de pijamas, usó como antesala del show una dinámica de interacción donde los fanáticos fueron invitados a soñar. Con la frase «Sueña con nosotros» en la pantalla y un código QR, los presentes podían compartir sus sueños, para posteriormente hacerlos visibles ante la audiencia.
La banda pop también interpretó «Mi nuevo vicio» y «Otras se pierden» conmoviendo a un público joven y selecto, quienes cantaron y bailaron de principio a fin sus temas que recorren más de una década de anécdotas.
Posteriormente, como si fuera una respuesta tardía, la banda interpretó «Mil tormentas» marcando los primeros 30 minutos de show.
Siendo este uno de los momentos más emotivos de la noche, en el que las pulseras, que se entregaron a la entrada del concierto, se encendieron con una luz azul, para luego irse sincronizando con la música y formar una especie de ola.
En lo que pareció un tiempo de cuatro, Martín Vargas, haciendo uso de su batería, se convirtió en el protagonista del concierto al ritmo de la canción «Mi Suerte».
El artista de 28 años llevó al público a tocar las palmas haciendo dos repeticiones para luego hacer un grito, formando así una especie de «batería humana» que colocó en un unísono todo un estadio.
Simulando la noche con la luna en el cielo gracias a una pantalla, la agrupación escenificó un estadio antes de amanecer en su presentación producida por Eduardo Durán de ED Live.
Otros de los temas que se pudieron disfrutar la noche del viernes en Santo Domingo fueron: «Segundos platos» y «Llamada perdida».
«Cuando dos personas se enamoran, los sueños de ambos se fusionan y duele tanto que cuando se rompe el amor se rompen esos sueños…», así comenzó la historia que narró Juan Pablo Isaza, vocalista de la banda, para interpretar «Debí suponer», un tema que cuenta la ruptura de un amor y que marcó el inicio de la segunda hora del concierto.
«Antes de los 20» fue la canción con la que continuaron el repertorio. El tema fue interpretado para representar a esas personas que crecieron con ellos, pero advirtieron que luego de una década, y a solo semanas de cumplir 30, la canción está un tanto desactualizada.
«No se imaginan lo mucho que significa estar aquí. Dominicana se ha vuelto una parada obligatoria en nuestra gira«, dijo antes de culminar el show Juan Pablo Isaza.
Simulando sus inicios, la banda se movió al inicio de la escenografía para estar más cerca de la gente. En este espacio donde muchos pudieron acercarse y hasta tocarlos, la agrupación cantó «Aprender a quererte», «No hay más que hablar», «Yo no merezco volver» y su reciente tema «Feo».
Los intentos de interacción con el público fueron constantes. Uno de estos ocurrió cuando explicaron cómo poner intencionalmente un color en las bandas que todos tenían en sus muñecas.
Luego de colocar en la pantalla los nombres de las canciones «No hay más que hablar», «En un solo día» y «Acuérdate de mí», y que cada una tuviera un color distinto, los colombianos motivaron al público a escoger la canción favorita, para luego interpretarla.
Luego de despedirse, la agrupación salió al escenario utilizando ropa con tonos alegres y simulando que ya había amanecido, para cerrar su show con el tema «Faltas tú», acompañado de un espectáculo visual con luces, pantallas, fuego, confeti, serpentinas y pirotecnia.
«Morat: Los estadios antes de que amanezca» fue un reflejo de los sueños de amor y desamor de muchos adolescentes y jóvenes hasta antes de los 30, que sin duda reunió a su fanaticada en un concierto que cumplió los sueños de la banda y de sus fans.Escenografía
El espectáculo del grupo colombiano estaba adornado por una escenografía compuesta por más de ocho pantallas y un juego de luces que iluminaban todo de acuerdo a las emociones de las canciones, desde tonos azules nostálgicos hasta naranjas energéticos que representaban un amanecer.
Esto agregado a las pantallas que mostraban a los artistas y al público en una mayor dimensión y el uso de fuegos artificiales que elevó la presentación al más alto nivel.