Dice que el acoso puede destruir personas, matar pensamientos, espíritu y dividir personas.
FRANCIA: La boxeadora olímpica argelina Imane Khelif indicó que la ola de odioso escrutinio que ha enfrentado por conceptos errados sobre su género «daña la dignidad humana», y pidió a que se ponga fin al acoso a los atletas luego de verse sumamente afectada por la reacción internacional en su contra.
La argelina platicó acerca de su tumultuosa experiencia olímpica en una entrevista el domingo por la noche con SNTV, un aliado de contenido visual deportivo de The Associated Press.
«Envío un mensaje a todas las personas en el mundo a respetar los principios olímpicos y la Carta Olímpica, para que se abstengan de acosar a todos los atletas, porque esto tiene efectos, grandes efectos», dijo en arábico Khelif. «Puede destruir personas, puede matar pensamientos de la gente, espíritu y mente. Puede dividir personas. Y debido a eso, les pido que se abstengan de hostigar».
Las victorias de Khelif y de su colega pugilista Lin Yu-Ting, de China Taipei, en el ring de París se han convertido en una de las más grandes historias de los Juegos de París. Ambas mujeres aseguraron sus primeras medallas olímpicas pese a que han tenido que afrontar abusos en línea basadas en afirmaciones sin fundamentos acerca de su género, llevándolas a una división más amplia sobre el cambio de actitudes hacia la identidad de género y las regulaciones en el deporte.
La hostilidad surge de las afirmaciones de la Asociación Internacional de Boxeo, que ha sido excluida permanentemente de los Juegos Olímpicos, de que ambas fracasaron en pruebas de elegibilidad no especificadas para la competición femenina en el pasado campeonato mundial.
Khelif declinó responder al ser consultada sobre si se había realizado otras pruebas además de las de dopaje, indicando que no quería hablar al respecto.
Expresó su gratitud hacia el Comité Olímpico Internacional y su presidente, Thomas Bach, por apoyarla resueltamente mientras el antiguo vetado organismo rector del boxeo olímpico enardeció el furor en torno a su participación en París.
«Sé que el Comité Olímpico ha hecho justicia conmigo, y estoy contenta con este remedio porque muestra la verdad», dijo.
También ha recibido apoyo enorme en combates, provocando aplausos al ingresar a la arena y multitudes ondeando banderas argelinas coreando su primer nombre. Volverá a pelear en la noche del martes en las semifinales de los -66 kilogramos en Roland Garros.
Khelif dejó en claro de manera repetida que no permitirá que las acusaciones o rumores la desvíen de su intento de conquistar la primera medalla de oro para Argelia en el boxeo olímpico femenino.
«No me interesa la opinión de los demás», dijo Khelif un día después de vencer a Anna Luca Hamori, de Hungría. «Vine aquí por una medalla, y para competir por una medalla. Ciertamente competiré para mejorar y ser mejor, y Dios mediante, mejoraré, como cualquier otro atleta».
Aunque está anuente de la discusión a nivel mundial sobre ella, Khelif dijo que en cierta forma ha sido alejada del alboroto.
«Honestamente, no sigo las redes sociales», dijo. «Hay un equipo de salud mental que no nos permite seguir las redes sociales, especialmente en los Juegos Olímpicos, ya sea yo u otros atletas. Estoy aquí para competir y alcanzar un buen resultado».
Khelif inició su carrera olímpica el jueves pasado con un triunfo sobre la italiana Angela Carini, quien abandonó el pleito después de 46 segundos. Carini más adelante dijo estar arrepentida por su decisión y deseaba disculparse con Khelif.
Ese final inusual desató los murmullos acerca de Khelif hasta convertirse en un alboroto, atrayendo comentarios de personas como el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, la escritora de «Harry Potter», J.K. Rowling, y otros que falsamente aseveraban que Khelif era un hombre o un transgénero.
El COI reiteradas veces declaró que ella y Lin clasificaron para participar en los Juegos Olímpicos, y ha denunciado los turbios estándares de pruebas y la gobernanza de la IBA, que ha sido vetada por completo de los Juegos Olímpicos el año pasado en un castigo sin precedentes para un organismo rector.
Khelif ciertamente sintió sobre ella el peso del escrutinio mundial, y su victoria sobre Hamori el sábado pareció ser catártica. Luego que el réferi levantara el brazo de Khelif como ganadora, Khelif se dirigió al centro del entarimado saludó a los aficionados, se arrodilló y arremetió su palma contra la lona, su sonrisa se transformó en lágrimas.
«No pude controlar mis nervios», dijo Khelif en la entrevista. «Porque luego del frenesí mediático tras la victoria, hubo una mezcla de júbilo y, al mismo tiempo, estaba enormemente afectada porque realmente no era una situación fácil de llevar. Era algo que hace daño a la dignidad humana».
Durante varios años compitió sin problemas en distintos eventos de IBA hasta que fue abruptamente suspendida de las competiciones mundiales el año pasado. El organismo dominado por Rusia – que ha tenido años de disputa con el COI – ha rechazado brindar más información acerca de las pruebas.
La federación nacional de boxeo de Argelia es aun miembro de la IBA.
Khelif proviene del rural noroeste de Argelia, y creció jugando al fútbol hasta que se enamoró del boxeo. Superando las principales objeciones de su padre, viajó 10 kilómetros en bus para entrenar de cara a combates en un pueblo cercano.
El próximo pleito de Khelif en París será ante la tailandesa Janjaem Suwannapheng. Si Khelif gana nuevamente, peleará por la medalla de oro el viernes.
«Sí, este problema involucra la dignidad y el honor de toda mujer y fémina», dijo a un medio argelino en breves comentarios el domingo tras imponerse a Hamori. «La población árabe tiene años de conocerme y me ha visto boxear en la IBA que ha actuado mal hacia mí, y me han tratado de manera injusta, pero Dios está de mi lado».