SANTO DOMINGO: En los últimos días, se ha observado una estrategia comunicacional por parte de articulistas que intentan deslegitimar las críticas de la oposición hacia las políticas y resultados del gobierno actual. Entre varios ejemplos, destaca el artículo de Quiterio Cedeño publicado el 24 de octubre en El Caribe, titulado “La oposición se desvía de su rol crítico”. En él, Cedeño defiende los supuestos avances económicos bajo la administración de Luis Abinader, apoyándose en proyecciones de la CEPAL para 2025 y 2026, mientras acusa a la oposición de cuestionar un desempeño que presenta como exitoso pese a los desafíos globales.
Sin embargo, esta defensa pasa por alto que las proyecciones son solo estimaciones, sujetas a revisiones basadas en datos reales. Un análisis actualizado al 24 de octubre de 2025 muestra que el crecimiento económico durante el mandato de Abinader no solo ha sido inferior al promedio histórico de las últimas tres décadas (alrededor del 5.1% anual, según el Banco Mundial), sino que a menudo ha quedado por debajo de las proyecciones iniciales de la CEPAL. Esto contrasta con periodos anteriores, donde los resultados reales superaban las estimaciones. En lugar de “éxitos”, los indicadores revelan un estancamiento estructural, agravado por un presupuesto que prioriza subsidios financiados con deuda externa, en detrimento de inversiones en capital productivo.
Las proyecciones de la CEPAL citadas por Cedeño (3.7% para 2025 y 4.8% para 2026) han sido ajustadas a la baja en octubre de 2025: ahora se estiman en 3.4% para 2025 y 4.3% para 2026 en la República Dominicana. Esto se alinea con un panorama regional moderado (2.4% en 2025 y 2.3% en 2026 para América Latina y el Caribe), pero los datos reales hasta julio de 2025 indican un crecimiento acumulado de solo 2.4%, según el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) del Banco Central de la República Dominicana (BCRD). Desglosado, el periodo enero-abril registró un 2.5%, enero-junio un 2.4%, y julio un 2.9% interanual, con un acumulado bajo impulsado por sectores como minería (2.3%) y servicios (3.3%), mientras la construcción se contrae (-2.3%).Otras estimaciones, como las del FMI, proyectan un cierre de 2025 cerca del 3%, por debajo de la CEPAL revisada, lo que sugiere un resultado final alejado de las expectativas iniciales. Para 2026, la proyección de 4.3% sigue siendo incierta, expuesta a riesgos como la vulnerabilidad climática y los altos costos logísticos destacados por la CEPAL.
En comparación con el historial, el desempeño bajo Abinader (2020-2025) resulta mediocre. Entre 1990 y 2019, el PIB creció en promedio un 5.1% anual, con tasas superiores al 5% en décadas recientes gracias a inversiones en infraestructura. Durante los gobiernos de Leonel Fernández y Danilo Medina (2004-2020), el promedio superó el 5.8%, con años como 2018 (7.0%) y 2019 (5.1%) que excedieron las proyecciones de la CEPAL (alrededor del 5%). En contraste, el periodo Abinader muestra: -6.7% en 2020 (debido a la pandemia), +12.5% en 2021 (rebote), +4.9% en 2022, +2.4% en 2023, +5.0% en 2024 y ~2.4% acumulado en 2025 hasta julio. Excluyendo los extremos pandémicos, el promedio de 2022-2025 es de apenas ~3.7%, inferior al histórico y a pares regionales como Paraguay (4.0% proyectado para 2025).
Respecto a las proyecciones de la CEPAL, el patrón es claro: en administraciones anteriores, los resultados reales solían superarlas, gracias a políticas orientadas al crecimiento. Bajo Abinader, el rezago es constante: para 2023, proyecciones iniciales de 4-5% frente a un real de 2.4%; para 2025, de 3.7% inicial a 3.4% revisada, con datos reales apuntando a menos del 3%. Esto se explica por un manejo presupuestario que privilegia el gasto corriente (como subsidios y pensiones para favores políticos), financiado con crédito externo, lo que eleva el déficit fiscal promedio a ~15.8% del PIB (comparado con 14.1% en 2015-2019) y descuida la inversión en capital, limitando la productividad.
La oposición no “desluce” logros inexistentes; más bien, ofrece críticas fundamentadas en evidencia sobre un crecimiento subóptimo que no aprovecha el potencial del país. Si el gobierno desea validar sus supuestos avances, debería enfocarse en reformas que promuevan la inversión productiva y la estabilidad fiscal, en vez de depender de proyecciones hipotéticas en un entorno global incierto y de justificar sus fracasos tratando en vano de deslegitimando a la oposición, pues por ese camino continuara deteriorando la economía nacional y por tanto desmejorando la vida de los dominicanos.
El autor es docente universitario y dirigente político.

