Por Francisco Luciano./PRENSALIBREINDEPENDIENTERD.
SANTO DOMINGO: La reacción del gobierno y de sus comunicadores oficialistas ante la contundente marcha convocada por la Fuerza del Pueblo el pasado 30 de noviembre de 2025 ha sido reveladora. Esa multitudinaria protesta, motivada por el deterioro acelerado de los servicios públicos esenciales y las crecientes carencias que sufre la población debido a los desaciertos del actual equipo de gobierno, dejó en evidencia el miedo del oficialismo ante el despertar ciudadano.
Antes de la marcha, tanto el partido de gobierno como el aparato estatal desplegaron un arsenal de maniobras para sabotearla o minimizar su impacto: entrega masiva de bonos y tarjetas navideñas desde mediados de noviembre, conciertos gratuitos con artistas populares patrocinados por BanReservas y otras instituciones públicas el mismo día de la movilización, campañas casa por casa para “verificar” la militancia oficialista y, en un acto de desesperación extrema, llamadas robotizadas difundiendo el falso rumor de que Leonel Fernández había pospuesto la marcha para enero. Todo ello acompañado de una agresiva campaña mediática que, a través de radio, televisión, prensa y redes sociales, intentó descalificar la protesta tildándola de “inconveniente” por realizarse al iniciar la temporada navideña.
Sin embargo, la marcha fue un rotundo éxito. Ante la evidencia, el oficialismo cambió de estrategia y ahora se dedica a tratar de restarle mérito. Algunos reducen el discurso de Leonel Fernández a la denuncia del alza en los precios de la canasta básica, ignorando deliberadamente que el líder de la Fuerza del Pueblo dedicó la mayor parte de su alocución a exponer con datos y claridad la grave situación económica del país: el desmedido endeudamiento público, el creciente déficit fiscal, la devaluación del peso, la corrupción rampante y el abandono criminal de los servicios básicos como salud, educación, electricidad y transporte.
Otros, más desesperados aún, intentan acusar a la marcha de violar la Ley de Partidos y el Régimen Electoral, alegando que se trató de un “acto proselitista”. Nadie niega su carácter político; lo que olvidan es que la Constitución dominicana consagra el derecho a la protesta cívica como expresión suprema de la soberanía popular. Si criticar las fallidas políticas del gobierno es proselitismo, entonces también lo es la millonaria campaña publicitaria pagada con dinero del Estado que pretende hacernos creer, con mentiras y manipulación, que “todo está bien”.
Creen, equivocadamente, que podrán acallar la indignación del pueblo distorsionando el mensaje claro y contundente que este envió el 30 de noviembre. Pero el pueblo ya habló, y habló fuerte.
Quedó demostrado que la Fuerza del Pueblo, bajo el liderazgo de Leonel Fernández, representa hoy la esperanza más sólida y concreta de la nación dominicana. Una esperanza que no se alimenta de promesas vacías ni de bonos electorales, sino de experiencia, capacidad y un proyecto claro para rescatar al país del desastre al que lo ha llevado el PRM con su desgobierno.
El gobierno lo sabe. Por eso está nervioso, torpe y asustado. Y ese miedo se nota en cada error, en cada mentira, en cada intento fallido de opacar lo inevitable.
El pueblo dominicano ya no se deja engañar. Guarda en su memoria cada apagón, cada hospital sin medicinas, cada escuela en ruinas, cada peso que pierde valor, cada deuda que nos ahoga. Y en 2028, con su voto consciente y decidido, cobrará la factura.
Porque la esperanza no se entrega en tarjetas ni se apaga con conciertos.
La esperanza se construye con trabajo, con verdad y con liderazgo.
Y esa esperanza tiene nombre: Fuerza del Pueblo.
Esa esperanza tiene rostro: Leonel Fernández.
República Dominicana volverá a ser un país digno, próspero y justo.
El pueblo lo ha decidido.
Y el pueblo siempre tiene la última palabra.
¡Adelante, con fuerza y con fe!
¡Venceremos!
El autor es docente universitario y dirigente político.

