POR: PEDRO RENE ALMONTE/ PRENSALIBRE INDEPENDIENTERD
SANTO DOMINGO: La libertad es una de las condiciones que más valoran, no sólo los dominicanos, si no todos los seres humanos. Hay quienes evitan hacer el mal o lo ilícito porque uno de los posibles castigos es precisamente perder su libertad. Esa capacidad que tiene una persona para actuar y tomar decisiones sin restricciones, interferencias o limitaciones es algo que no tiene precio y su valor es incalculable. Hacer, decir o pensar lo que se desea, respetando la ley y los derechos de los demás, son tales condiciones que están incrustadas en el pensamiento y sentimiento de los dominicanos. Los Trinitarios nos heredaron la frase “Dios, Patria, Libertad”, algo que nos recuerda siempre nuestro escudo, en una cinta azul colocada en su parte superior. Primero Dios, luego la Patria y después la Libertad.
En tal sentido, también se exclamó por los años de nuestra independencia, que nuestra Patria habría de ser libre o se hundía la isla. Aquella libertad que en la fundación de nuestra República fue tan mencionada, en algunos momentos de nuestra historia fue llevada a la mínima expresión, pudiera yo mencionar los casi 31 años que duró la tiranía de Trujillo, por poner un ejemplo de nuestra historia reciente.
Dicho esto, nuestra libertad en los tiempos de los “revolucionarios modernos” se ha visto afectada, y es que se está cometiendo el grave error de confundir el orden con la dictadura del orden. Cosas totalmente diferentes, garantizar el orden público, nunca fue, no es y tampoco será sinónimo de la supresión de la libertad. Es aquí donde no puedo ayudar a Faride Raful en esta ocasión. Aquella joven diputada y luego senadora, incendiaria, portavoz de la lucha por la transparencia y paladín que luchaba contra la corrupción administrativa de los gobiernos no afines a ella, contrasta bastante con la ministra del interior en la que se ha convertido. Una mano de hierro y la otra de plomo no son suficiente comparación para lo que ha estado haciendo con la sociedad dominicana.
Orden sí , pero lo que se vió en esta Semana Santa , fue todo menos garantizar el orden y la libertad , todo pareció más a la novela adaptada al cine de Alan Moore , V for Vendetta , donde un grupo de hombres que configuran un partido dictatorial, manejan la sociedad inglesa del futuro con mano de hierro , hasta que surge V, un enmascarado que prende fuego al parlamento británico , haciendo clara referencia a la conspiración de la pólvora , ocurrida en 1605 y en la que un grupo de católicos fueron ejecutados por intentar destruir el Parlamento del Reino Unido con el objetivo de matar al rey Jacobo I y así acabar con la persecución religiosa contra los católicos .
Por lo tanto, el entrar al patio de una casa y llevarse bocinas sin la orden de un juez para entrar en propiedad privada, no sirvió para mucho, porque hoy a las 11:00 am, cuando el COE de las cifras, las muertes probablemente van a superar a las del año pasado, ayer ya eran 23. ¿La represión no era para evitar pérdidas humanas? “Vendetta”, origen en el latín “vindicta”, que significa “castigo” o “venganza”.