SANTO DOMINGO: medio de una creciente crisis educativa, la comunidad de la Escuela Parroquial Cristo Rey, ubicada en el populoso sector del mismo nombre, encendió velas la noche de este martes para exigir la conclusión de un pabellón cuya construcción lleva más de dos años paralizada.
La obra, que prometía albergar 12 nuevas aulas, es considerada una necesidad urgente por las autoridades del centro, padres, madres y tutores, quienes afirman que la situación actual pone en riesgo la calidad de la educación y el derecho al aprendizaje de cientos de niños.
Sor Mercy Guzmán, directora docente del centro educativo, expresó su preocupación calificando la problemática como una «emergencia, un 911».
Explicó que la obra inició formalmente con la asignación de un contratista y la entrega de los códigos correspondientes, pero desde hace dos años no se ha avanzado.
“Estamos al final del año escolar y no tenemos cómo inscribir a los nuevos alumnos. Esto no puede seguir así”, declaró.
José Amado Rodríguez, presidente de la Asociación de Padres, Madres y Tutores de la Escuela (Apmae), denunció que la comunidad educativa ha acudido en múltiples ocasiones al Ministerio de Infraestructura Escolar, donde les han ofrecido promesas que no se cumplen.
“El ministro Roberto Herrera Planco se comprometió a adjudicar 15 millones de pesos a la constructora, pero hasta la fecha no se ha ejecutado ese pago. La empresa está endeudada y Educación aún no le reembolsa ni siquiera los 9 millones ya cubicados”, explicó.
Rodríguez también dirigió un llamado al presidente Luis Abinader y al ministro de Educación, Luis Miguel de Camps, para que intervengan directamente en el caso.
Destacó que la ampliación del plantel permitiría albergar a más de 400 estudiantes adicionales a los 540 actualmente matriculados.
“Todos los años más de mil estudiantes se quedan sin cupo. Los padres amanecen haciendo filas para conseguir un espacio. Esta escuela es reconocida por su calidad y sus valores, y no damos abasto”, agregó.
La situación ha provocado condiciones de hacinamiento severo. Algunas de las aulas han sido divididas en dos con pleibo, espacios diseñados para 30 alumnos ahora albergan hasta 60.
“¿Cómo se le puede exigir calidad a un maestro en estas condiciones? Están haciendo lo imposible para dar educación”, señaló Rodríguez.
Además, advirtió que el centro podría verse obligado a eliminar la tanda extendida, lo que significaría un retroceso en los avances que había logrado la comunidad.
Ana Rodríguez, madre de un estudiante de secundaria, expresó su angustia ante la incertidumbre del próximo año escolar.
“Mi hijo está inscrito, pero no hay aula para impartirle docencia. No sé qué hacer. Esta obra debe terminarse ya”, dijo.
Actualmente, la escuela solo llega hasta segundo de secundaria. Con el pabellón concluido, los estudiantes podrían completar todo su ciclo educativo desde pre primaria hasta el bachillerato
La infraestructura del centro presenta otras deficiencias críticas. María Rojas, otra madre de familia, denunció que la cancha se inunda cada vez que llueve, y el agua corre hacia las aulas, afectando el desarrollo normal de las clases.
Además, el centro carece de un transformador eléctrico adecuado, lo que deja la escuela a oscuras durante las lluvias.
“Las madres superioras han quedado expuestas a la delincuencia. Han sido víctimas de robos en más de una ocasión”, indicó.
La comunidad educativa exige una respuesta inmediata de las autoridades. Con el encendido de velas, manifestaron su esperanza de que sus reclamos no sigan siendo ignorados.
“Solo pedimos que nuestros niños puedan estudiar en condiciones dignas”, subrayó Sor Mercy Guzmán.