MOSCU: El presidente ruso, Vladímir Putin, supervisó este miércoles desde el Kremlin ejercicios de las fuerzas nucleares estratégicas que, según las imágenes difundidas por el Ministerio de Defensa ruso, incluyeron el despliegue de misiles balísticos de largo alcance y simulacros coordinados por tierra, mar y aire.
Las imágenes mostraron a Putin acompañado por su ministro de Defensa, Andréi Belousov, y el jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, mientras dirigía a distancia la denominada “prueba de preparación de las fuerzas nucleares rusas”, durante la transmisión, Belousov informó sobre la operación y Guerásimov detalló ante Putin los componentes del ejercicio, en el que se probó la cadena de mando para la eventual autorización y despliegue de armas nucleares.
“Se propone probar durante el ejercicio la orden de autorización del despliegue de armas nucleares, las acciones prácticas serán realizadas por los sistemas móviles de misiles Yars en el cosmódromo de Plesetsk, el submarino estratégico Bryansk de la Flota del Norte en el mar de Barents y los bombarderos estratégicos Tu-95MS desde la base aérea de Ukrainka”, indicó Guerásimov, de acuerdo con imágenes difundidas por el Ministerio de Defensa ruso.
El ensayo incluyó el lanzamiento de un misil balístico intercontinental Yars desde el cosmódromo de Plesetsk, el disparo de un misil Sineva desde un submarino nuclear en el mar de Barents y el vuelo de bombarderos estratégicos equipados con misiles de crucero de capacidad nuclear.
El Kremlin señaló en un comunicado que todos los objetivos del ejercicio se cumplieron satisfactoriamente y que estas maniobras “verifican el nivel de preparación de los mandos militares y las competencias del personal operativo en la organización y control de las fuerzas subordinadas”.
La ejecución del ejercicio tuvo lugar un día después de que Estados Unidos anunciara la postergación de una esperada cumbre entre Putin y el presidente Donald Trump, que se preveía realizar en Hungría en las próximas semanas, fuentes diplomáticas confirmaron que el aplazamiento se debió a la falta de consenso sobre el conflicto en Ucrania. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró a periodistas que “las fechas aún no se han fijado” y que la preparación de la cumbre requería tiempo adicional.
Durante la noche, las fuerzas rusas lanzaron más de 400 drones y cerca de 30 misiles de largo alcance, incluidos misiles balísticos e hipersónicos Kinzhal, muchos de los cuales impactaron en zonas residenciales de Kiev, causando al menos seis muertos y varios heridos.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, reiteró su pedido de refuerzo de sistemas antimisiles Patriot a los aliados occidentales tras las nuevas ofensivas que provocaron víctimas civiles y cortes masivos de energía eléctrica. Según el último parte militar ucraniano, la mayoría de los drones y misiles fueron interceptados, aunque varios alcanzaron infraestructuras esenciales y áreas residenciales.
Mientras tanto, Trump justificó el aplazamiento del encuentro con Putin al afirmar que “no quiere una reunión inútil” y sugirió a ambas partes “regresar a casa y tomarse un descanso”, según declaraciones recogidas en la Casa Blanca. Analistas occidentales interpretan la coincidencia entre la suspensión de la cumbre y el inicio de los ejercicios nucleares como una maniobra del Kremlin para proyectar fortaleza y reafirmar su capacidad disuasoria, especialmente a las puertas del invierno europeo, cuando las infraestructuras energéticas suelen convertirse en objetivos prioritarios de los ataques rusos.
Paralelamente, naciones de la OTAN mantienen sus ejercicios nucleares anuales bajo el nombre Steadfast Noon, en los que participan decenas de aviones F-35A y B-52 de trece países, con base en Bélgica y los Países Bajos. Esta competencia simbólica en materia nuclear subraya la vigencia del poder disuasorio en un contexto de negociaciones frágiles y ataques persistentes en el frente oriental de Europa.