SAN JUAN PUERTO RICO:Cada vez es más frecuente que al sector privado se le solicite dedicar tiempo, conocimiento técnico y capital para participar en complejos procesos de licitación pública, que finalmente terminan siendo cancelados sin adjudicación alguna y sin que existan responsabilidades claras.
En el caso del programa BEAD, la explicación oficial apunta a que la NTIA restringió temporalmente el uso de los fondos a proyectos de última milla, dejando fuera iniciativas de middle-mile y obras habilitantes como los sistemas de ductos. Sin embargo, esta limitación ya era conocida desde las fases iniciales del programa.
A pesar de ello, Puerto Rico optó por un modelo de licitación distinto al aplicado por otros estados y territorios, permitiendo que el proceso se prolongara durante meses hasta concluir en su cancelación.
No es un episodio aislado. Hechos similares ya se habían presentado en otros procesos relevantes, incluidos proyectos bajo esquemas de APP.Las consecuencias son evidentes y preocupantes: recursos públicos y privados desperdiciados en consultorías y trámites fallidos, creciente desconfianza en el sector privado, menor participación competitiva, mayores costos a futuro y retrasos injustificados en el desarrollo de infraestructura crítica para la isla.

