NACIONES UNIDAS: En un discurso que generó sorpresa y debate en la Asamblea General de la ONU, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, hizo una encendida defensa de lo que llamó “el núcleo más sagrado de las sociedades”: la familia.
“La institución de la familia está hoy bajo amenaza como nunca antes. Defender a la familia compuesta por una mujer y un hombre es defender a la humanidad, la naturaleza, la vida y el futuro”, afirmó desde el histórico podio. Denunció además las “presiones culturales y políticas” que, a su juicio, ponen en riesgo ese modelo y aseguró que Turquía “continuará protegiendo a la familia frente a los ataques cada vez mayores”.
El mandatario cuestionó de forma indirecta las políticas de ampliación de derechos a las diversidades sexuales en varios países, al señalar que “nadie debe imponer a otros su visión sobre género o identidad”. “Respetamos a todas las personas, pero también exigimos respeto para nuestros valores”, remarcó, provocando murmullos en el recinto.
Crítica a la crisis en Gaza

Con un tono duro, Erdogan denunció lo que definió como “un genocidio transmitido en vivo” en la Franja de Gaza y pidió a todos los países reconocer de inmediato al Estado de Palestina. Lamentó la ausencia del presidente palestino Mahmoud Abbas y agradeció a las naciones que ya dieron ese paso.
“Cada día, cada hora, un niño muere en Gaza. Más de 65.000 civiles han perdido la vida y al menos 20.000 eran menores”, dijo. Según sus palabras, 428 personas han muerto por hambre, entre ellas 146 niños. “Esto no son cifras: son inocentes”, subrayó.
Describió escenas de hospitales bombardeados, médicos asesinados, niños mutilados sin anestesia y recordó que 250 periodistas y personal de la ONU han muerto en el enclave. “Ni siquiera la ONU ha podido proteger a su propio personal en Gaza”, denunció.
Erdogan respaldó al secretario general António Guterres, al que felicitó por su “coraje”, pero también criticó a las potencias occidentales: “Quien guarda silencio es cómplice de esta barbarie”.

Llamado a la paz y a la reforma internacional
El presidente turco amplió su mirada a otros conflictos. Reiteró que “no hay ganadores en la guerra ni perdedores en una paz justa” y destacó la mediación de Turquía en la guerra entre Rusia y Ucrania, el acercamiento entre Azerbaiyán y Armenia y los esfuerzos para frenar la violencia en Sudán, Somalia y el Cuerno de África.
También insistió en reformar el sistema internacional con su lema “El mundo es más grande que cinco”, en referencia a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. “No se trata de abandonar el sistema, sino de repararlo y hacerlo funcionar de nuevo”, puntualizó.

Otros temas de la agenda
Erdogan abordó además el programa nuclear de Irán, la defensa de los derechos de la comunidad turcochipriota, la lucha contra la islamofobia, y advirtió sobre los riesgos de la inteligencia artificial, aunque reconoció su potencial si se utiliza “en beneficio de la humanidad”.
El mandatario reivindicó la política ambiental de Turquía, mencionó el movimiento de “cero residuos” impulsado por su esposa y destacó que su país es uno de los mayores proveedores de ayuda al desarrollo en el mundo.
“Un mundo más justo es posible y Turquía continuará luchando por construirlo”, concluyó, antes de despedirse con un mensaje final: “Que Dios nos ayude y nos guíe a todos”.
Infobae/APLA