ESTADOS UNIDOS: El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, presentó este martes un plan de reorganización del Departamento de Estado que incluye una reducción del 15 % del personal en el país y el cierre o consolidación de más de 100 oficinas diplomáticas a nivel global. Esta iniciativa forma parte de la política de “Estados Unidos Primero” impulsada por el presidente Donald Trump.
En un comunicado enviado al personal y publicado en redes sociales, Rubio afirmó que el objetivo es modernizar la diplomacia estadounidense para enfrentar los desafíos del siglo XXI y “poner a Estados Unidos primero”.
Una hoja de ruta, no despidos inmediatos
La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, aclaró que los cambios no implican despidos inmediatos, sino que representan una hoja de ruta de reestructuración. Se reducirá el número de oficinas de 734 a 602 y se reubicarán 137 para mejorar la eficiencia.
El plan incluye una oficina “reimaginada” para coordinar la ayuda humanitaria y los programas exteriores, en parte como reemplazo de funciones residuales de la desmantelada Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), cuyo cierre fue promovido por el gobierno y el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), vinculado al empresario Elon Musk.
Oficinas de derechos humanos y diversidad en riesgo
El plan prevé eliminar oficinas clave como la Oficina de Asuntos Globales de la Mujer y algunas iniciativas de diversidad e inclusión, siguiendo una tendencia del actual gobierno. También se reducirá el papel de la subsecretaría de Estado para derechos humanos, aunque algunas funciones se redistribuirán a otras áreas del departamento.
No está claro si la implementación se hará por orden ejecutiva u otros mecanismos. Tampoco se ha confirmado si el cierre afectará directamente a embajadas estadounidenses, aunque se especula que algunas representaciones, especialmente en África, podrían verse afectadas.
Reacciones divididas en el Congreso
Los republicanos respaldaron la iniciativa. El senador Jim Risch, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, afirmó que los cambios buscan adaptar la diplomacia estadounidense a los desafíos actuales y futuros.
En contraste, los demócratas expresaron fuertes críticas. El senador Brian Schatz advirtió que la reforma podría debilitar el liderazgo global de Estados Unidos y socavar su capacidad para promover los valores democrático y de seguridad nacional.