“No más ”, reza el encabezado de uno de los últimos videos de su página de Facebook. Al lado de la leyenda aparece el ícono de un corazón negro.
Son dos las filmaciones caseras, en primer plano y de unos 40 minutos en total, que están publicadas junto a fotos estremecedoras, en las que se ve un cuerpo lleno de moretones.
El relato, cruzado por el llanto y la angustia, es escalofriante. El miedo, atroz. Todo ese material lo subió una instructora de pilates luego de denunciar por violencia de género a su marido, un abogado y funcionario del Supremo Tribunal de Justicia de Tierra del Fuego, al que separaron del cargo.
“A mí, no es que me encante ventilar mis cuestiones personales, pero lo hago porque tengo miedo. Temo por mi vida, porque todas las situaciones de violencia fueron escalando, porque solamente yo conozco a esta persona y de lo que es capaz; porque me ha hecho cosas que ni en una película aparecería: me ha grabado, ha tratado de encerrarme, ha intentado declararme insana, ha inventado cosas terribles… Así que el video es porque yo temo por mi vida”, dijo en llanto.Se llama Carla, es oriunda de Villa Ángela, en Chaco, y relató en los dos videos (algunos extractos acompañan esta nota) no sólo el tormento que ha vivido, sino también que debe cerrar sus redes sociales, clave para su trabajo, clave para mantenerse, para cuidarse.
Ella, según sus dichos, presentó la denuncia contra su ex, el abogado Marcelo Guzmán, el pasado 8 de agosto en los Tribunales de Familia.
El caso, en cambio, se dio a conocer por el portal Crónicas Fueguinas, en las últimas horas y, según fuentes judiciales, el letrado fue excluido del hogar, y se dispuso de consigna policial en el domicilio de la víctima.
El denunciado, además de relator del Superior Tribunal de Justicia de Tierra del Fuego, es profesor universitario en Ushuaia.
Carla contó que está casada con Guzmán hace 12 años y que se conocieron hace 15 en Córdoba, pero que toda su familia está en Chaco, de donde es oriunda.
“Estoy sola”, aseguró la mujer, que tiene una hija de 19 años de su primer matrimonio y otra de su vínculo con el abogado: ambas viven con ella en Ushuaia. La víctima explicó que le impusieron una perimetral de 200 metros, pero que el denunciado la ha roto.
Pese a eso, ella no quiere que él pierda el contacto con su hija biológica y con la que crió desde los 3 años.
“De a poquito empezó a mostrar quién era dentro de casa. De esto ya hace dos años. En estos 12 años han pasado infinidad de situaciones de violencia económica, psicológica y, últimamente, de violencia física”, se quebró Carla.
Y continuó: “Jamás me animé a denunciarlo porque uno siente que está en inferioridad de condiciones. Yo soy una profe que tiene un espacio de Pilates sin un ingreso fijo y vengo de un hogar súper humilde”.
La mujer narró que después del último hecho de violencia dijo “basta” pero que no encuentra abogados que la quieran representar “cuando se enteran de qué trabaja” su marido. “No es fácil denunciar cuando uno está solo, sin familia”, soltó.