SANTO DOMINGO: Las festividades navideñas son sinónimo de unión, celebración y reencuentros. Familias, amigos y hasta compañeros de trabajo se reúnen para compartir la alegría propia de la temporada, en encuentros donde abundan las risas, la música y los brindis. Sin embargo, estos “juntes” también suelen venir acompañados del consumo de alcohol, que en muchas ocasiones se realiza de manera desmedida y sin responsabilidad, aumentando el riesgo de intoxicaciones, fatiga y, en los casos más graves, accidentes fatales.
Ante este escenario, especialistas llaman a vivir una Nochebuena con conciencia, promoviendo el consumo responsable de alcohol como una herramienta clave para cuidar la salud individual y el bienestar colectivo. El llamado no es a prohibir, sino a informarse y tomar decisiones responsables que eviten consecuencias negativas tanto a nivel personal como social.
Durante el Taller de Consumo Responsable de Alcohol, organizado por Diageo, a través de su programa DrinkiQ., dirigido a periodistas y enfocado en orientar a la población para “saber beber mejor y no más”, la psicóloga y adictóloga mexicana Tania Gordillo, especialista en prevención de adicciones, crianza positiva y temas de violencia, alcohol y familia, explicó que el consumo responsable va mucho más allá de limitar la cantidad ingerida.
“Se trata de que cada evento de consumo no genere consecuencias negativas, ni para quien bebe ni para quienes le rodean”, explicó Gordillo, al destacar que el consumo responsable implica tomar decisiones informadas, siendo conscientes del impacto que puede tener beber, o no beber, en la salud, la seguridad personal y el bienestar social en general.
La especialista subrayó que el conocimiento es la base de la prevención.
“El consumidor de alcohol debe tener información clara sobre cómo consumir sin poner en riesgo su salud ni la de otras personas. La clave es conocer el producto”, afirmó.
A su juicio, gran parte del consumo nocivo se origina en el desconocimiento: “La gente no conoce lo que consume y, al no conocerlo, hace un mal uso del alcohol. Estoy 100 por ciento segura de que, si lo conocieran, llevarían un balance con la información necesaria”.
El respeto y el entorno, piezas del consumo responsable
El consumo responsable también implica considerar a terceros. Gordillo recordó la importancia de respetar a quienes deciden no consumir alcohol y de evitar la presión social o la insistencia.

“Garantizar que el consumo nunca comprometa el bienestar de otras personas es fundamental”, subrayó.
Asimismo, recomendó prestar atención al entorno donde se consume, asegurándose de que sea un espacio seguro, que las bebidas no estén adulteradas y que provengan de canales legalmente establecidos.
Entre las prácticas seguras figuran medir las cantidades, comer antes de ingerir bebidas alcohólicas y mantener siempre la seguridad como prioridad, desalentando conductas de riesgo que puedan poner en peligro a los consumidores o a quienes les rodean.
También se hace énfasis en evitar por completo el consumo de alcohol en menores de edad, en personas que vayan a conducir y en quienes padecen enfermedades crónicas o condiciones médicas que puedan agravarse con la ingesta de alcohol.
Desde el punto de vista científico, el alcohol es una sustancia química psicoactiva cuyo componente activo es el etanol, una molécula que provoca un efecto depresor en el Sistema Nervioso Central. Se obtiene de la fermentación de azúcares presentes en frutas y cereales y está presente en bebidas como el vino y la cerveza.
Su consumo excesivo afecta directamente al cerebro, generando una desinhibición inicial, seguida de somnolencia y problemas de coordinación. Se trata de una droga tóxica y adictiva, con importantes riesgos para la salud física y mental.
El alcohol se considera una droga porque, por definición, toda sustancia que al introducirse en el organismo provoca cambios en el Sistema Nervioso Central lo es. En este caso, se trata de una droga legal, al igual que otras de uso social como el cigarrillo, el café o el chocolate.
Tipos de bebidas alcohólicas:

Fermentadas, como el vino, la cerveza y la sidra, con una graduación entre los 4° y 15°.
Destiladas, producto de la destilación de bebidas fermentadas, como el vodka, whisky, ron, brandy, ginebra, orujo y pacharán, con concentraciones que oscilan entre los 40° y 50°.
Desmitificando creencias sobre el alcohol
La panelista también alerta sobre mitos muy arraigados en torno al consumo de alcohol:

- El alcohol no es un estimulante. Es un depresor del Sistema Nervioso Central que ralentiza la actividad cerebral; su efecto depresor se hace más evidente a medida que aumenta el consumo.
- El café fuerte o el agua no “bajan” la embriaguez. El café solo disfraza el cansancio y el agua no acelera la metabolización. La única forma de reducir la ebriedad es esperar a que el hígado procese el alcohol, lo que tarda aproximadamente una hora por unidad de bebida.
- Las mujeres se embriagan más rápido que los hombres debido a una menor presencia de la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH), encargada de metabolizar el etanol. Además, la masa corporal y la proporción de agua en el cuerpo influyen en la rapidez de la embriaguez.
- Las bebidas dulces no emborrachan más por el azúcar, sino porque suelen beberse más rápido y en mayor cantidad. El factor determinante es la cantidad de alcohol ingerida y la velocidad de consumo.
Recomendaciones para un consumo consciente
- Comer antes y durante el consumo de alcohol, priorizando carbohidratos y proteínas.
- Tomar agua entre trago y trago y mantenerse hidratado.
- No empezar a beber con sed, ya que el primer trago suele ingerirse muy rápido.
- Controlar las porciones y usar vasos pequeños.
- Conocer la medida estándar: 12 oz de cerveza, 5 oz de vino o 1.5 oz de licor.
- Evitar mezclar diferentes tipos de bebidas alcohólicas.
- No consumir alcohol cuando se está muy triste o excesivamente eufórico, ya que las emociones se potencian con el alcohol.
Gordillo explicó que para espaciar los tragos se recomienda tomar un vaso de agua y esperar entre 10 y 15 minutos antes de ingerir otra bebida alcohólica.
“El agua no baja la embriaguez; ayuda a mantener la hidratación y a espaciar los tragos. Una vez intoxicado, no hay nada que ayude”, precisó.
Celebrar sin excesos
En esta Nochebuena, el llamado es celebrar con alegría, pero también con responsabilidad. El consumo consciente de alcohol no solo protege la salud de quien bebe, sino que contribuye a unas fiestas más seguras, respetuosas y verdaderamente memorables para todos.

