WASHINTON: La noche de este miércoles, el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, firmó el paquete de financiación para reabrir el Gobierno federal, terminando así con el cierre más largo de la historia del país.
La firma se produjo luego de que la Cámara votara y aprobara el acuerdo que garantiza fondos para terminar el año fiscal 2026 y mantener al Gobierno en funcionamiento hasta Enero.
Tras 43 días, el acuerdo revertirá los despidos masivos federales que se produjeron por el cierre y reanudará los servicios esenciales de alimentación y nutrición.
Trump calificó el proyecto como “un mensaje claro de que nunca cederemos ante la extorsión, porque eso fue lo que intentaron hacer”.
La mayoría de los demócratas protestaron contra el proyecto de ley antes de la votación preocupados de que las primas de atención médica se disparen sin los subsidios, aunque el acuerdo garantiza una votación a principios de diciembre en el Senado sobre la expiración de los subsidios de Obamacare.
“Esta lucha no ha terminado. Apenas estamos comenzando… Decenas de millones de estadounidenses corren el riesgo de no poder costearse una consulta médica cuando la necesiten”, dijo el líder demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries.
A pesar de que el cierre terminó, los trabajadores federales regresan a una situación que dista mucho de la normalidad, según informaron empleados de todo el país.
En los aeropuertos los retrasos y cancelaciones de vuelos continuarán hasta que se complete la plantilla de controladores aéreos, mientras los trabajadores que llevan semanas sin cobrar aún tendrán que esperar el pago retroactivo.
Además, la incertidumbre continúa ya que dentro de tres meses, podrían tener que lidiar nuevamente con la misma inestabilidad.
“Este acuerdo no supone una vuelta a la normalidad porque lo único que hace es aplazar el problema hasta el 30 de enero”, dijo Max Stier, presidente y director ejecutivo de Partnership for Public Service, una organización gubernamental no partidista y sin ánimo de lucro.
“Es un poco como si los empleados federales regresaran a sus casas después de un huracán y ya hubiera otra tormenta en el horizonte”.
Para el público estadounidense, los efectos persistentes del cierre podrían sentirse durante meses o incluso años en los aeropuertos del país.

