WASHINTON: Una fotografía de la Fuerza Aérea de EE UU confirmó la presencia de al menos un AC-130J en la línea de vuelo. Sus capacidades lo hacen ideal para operaciones de alto riesgo, como el hundimiento de embarcaciones de narcotráfico
La misión antinarcóticos liderada por Estados Unidos en el mar Caribe, ordenada por el presidente Donald Trump, dio un salto en su capacidad de fuego con la incorporación del avión artillado AC-130J Ghostrider.
Expertos militares, como Tyler Rogoway de TWZ, identificaron la firma del Ghostrider en ataques recientes. Según su análisis, los disparos que inutilizaron un semisumergible en aguas caribeñas la semana pasada parecen ser «obra de un AC-130J Ghostrider. Dos disparos con el (cañón) 30 mm».
Una fotografía de la Fuerza Aérea de EE UU (capturada el 6 de octubre por el aviador senior Gabriel Jones en Ceiba, Puerto Rico) confirmó la presencia de al menos un AC-130J en la línea de vuelo, demostrando que la avanzada plataforma ya está operando en la zona.
Letalidad y precisión
El AC-130J Ghostrider no es un avión cualquiera; es un C-130J modificado que funciona como una plataforma expedicionaria de fuego directo y persistente. Sus capacidades lo hacen ideal para operaciones de alto riesgo, como el hundimiento de embarcaciones de narcotráfico.
Según la Fuerza Aérea de EE UU, las misiones principales del Ghostrider incluyen el apoyo aéreo cercano, la interdicción aérea y el reconocimiento armado. Su arsenal y tecnología son de vanguardia y está modificado con el paquete Precision Strike, que le confiere una capacidad de entrega de municiones guiadas de precisión y cuenta con armas entrenables de 30 mm y 105 mm.
Además, el avión está diseñado para ofrecer municiones de precisión de bajo rendimiento contra objetivos terrestres y es ideal para operaciones urbanas, aunque su versatilidad se aplica a la interdicción marítima.
También posee una cabina avanzada con aviónica digital totalmente integrada, lo que le permite una navegación «extremadamente precisa» incluso en condiciones austeras.
El despliegue del Ghostrider, un avión construido conjuntamente por Lockheed y Boeing, marca la incorporación de una de las herramientas militares más temidas y precisas de la Fuerza Aérea de EE UU ala misión en el Caribe